viernes, 27 de marzo de 2009

EL TSUNAMI CONSERVADOR


En la edición de ayer del periódico EL PAÍS que, como es sabido, es uno de los principales apoyos del Gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero, se advierte un tono de cabreo del editorialista con el Presidente y sus ministros que no puede ser calificado como normal. Los reproches no ofrecen sutilezas de ningún tipo, sino que suponen un cuestionamiento abierto y directo de la trayectoria del Gobierno de la Nación en los últimos tiempos y, en particular, de su presidente en su esperpéntica actuación con la retirada de las tropas españolas de Kosovo, y no por la retirada en sí, sino por el momento y la forma en que la misma se ha anunciado por la Sra. Carmen Chacón.

He de reconocer que este tipo de reacciones un tanto sorpresivas e histéricas de los medios, me encantan, pues las mismas son clara expresión de la viveza de la política y de su incidencia en los “amigos” y “enemigos”, máxime si unos y otros son propietarios o dependen para su sustento de algún medio de comunicación relevante. Por ejemplo, alguna mañana en que me veo por esa autopista corta en distancia y larga en el tiempo que une mi pueblo con la capital, escucho a Jiménez Losantos en la llamada “emisora de los Obispos” para comprobar cómo aumentan o disminuyen las posibilidades de M. Rajoy para alcanzar un día la Presidencia del Gobierno (la regla es: a mayores ataques del periodista a Rajoy, aumento de posibilidades del mismo para ser Presidente, pues crecen las simpatías de potenciales electores que no están por las posiciones extremas en política, y mucho menos por mezclar política y religión). Exactamente igual me sucede con el máximo oráculo de la prédica de izquierdas, esto es, con Iñaki Gabilondo. Cuando ya estoy en casa tranquilito y con ganas de que empiece CSI o El Hormiguero, escucho antes a este “obispo” laico y trato de “leer entre líneas” el mensaje pastoral del día, que unas veces va dirigido como reprimenda al Gobierno y otras a sus potenciales electores. De esta forma, cuando cuestionan la actuación del Gobierno, está claro que ponen de manifiesto indirectamente su desazón por el casi correlativo aumento de posibilidades del adversario Rajoy a ocupar un día no lejano la codiciada Presidencia del Gobierno de la Nación. Son sólo dos claros ejemplos de la interrelación existente entre política y medios de información y conformación de opinión.

Desconozco los criterios que emplean los sociólogos para interpretar las encuestas que regularmente se hacen a los españoles en el ámbito político, pero tengo la impresión, en mi condición de ciudadano al que de alguna forma le preocupa la política –pero sin llegar al martirio ni tampoco al narcisismo tan propio de los políticos profesionales-, que el Sr. Rajoy, si es capaz de mantener un rumbo centrado y centrista (me alegra saber que no encabezará la manifestación contra el aborto en Madrid), tiene cada día más posibilidades de ganar las próximas elecciones generales. Está el hombre contento después del triunfo personal y político en Galicia; tiene buenas expectativas para las elecciones europeas (a pesar de no haberse atrevido a colocar a Gallardón encabezando la lista, lo que a mi juicio hubiera sido un acierto desde el punto de vista de la estrategia electoral) y, sobre todo, cada día que pasa se pone más claramente de manifiesto la endeblez política del Sr. Rodríguez Zapatero y de todo su equipo de gobierno (creo que nunca hasta ahora se ha “quemado” en tan poco espacio de tiempo un gobierno, y ello no sólo ha sido consecuencia de la crisis económica, sino de su manifiesta incompetencia para gobernar).

La virtud más acusada y sobresaliente del Sr. Zapatero es haber encendido la llama de lo que más pronto que tarde se denominará “Revolución conservadora”, que no es ni mucho menos un contrasentido, sino la expresión patente del hartazgo de muchos ciudadanos –de izquierda y de derecha- ante tanta estupidez y mal gobierno. Ahora todo dependerá, entre otras cosas, de que ni la Iglesia ni los extremistas se empeñen en dinamitar el previsible triunfo del Partido Popular en las próximas elecciones europeas.

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