viernes, 7 de noviembre de 2008

INTENTO DE REFLEXIÓN DESAPASIONADA


Es casi imposible de lograr, pero prometo que lo voy a intentar. No me voy a apasionar, como suelo hacer, reflexionando sobre esta vieja institución en la que trabajo que es la Universidad (lo dejaremos para más adelante). Vivimos tiempos de crisis económica, y cada día que pasa, la crisis se hace más patente y más dura para todos, pero sobre todo, para aquellos que pierden su trabajo y se ven imposibilitados de pagar la cuota de la hipoteca de la vivienda, el recibo de la financiera por la compra del coche y del ordenador para el niño, o los alimentos en la gran superficie para el sustento diario de la familia.

La verdad es que estamos inmersos en una crisis que ha surgido de la noche a la mañana, al menos, en su vertiente internacional de crisis del sistema financiero. Sin embargo, en nuestro país, no era preciso ser un especialista en economía para advertir que el ritmo de vida que llevaban muchos españoles no podía seguir manteniéndose de manera indefinida. He conocido muchos casos similares a este que les voy a contar como ejemplo del supuesto desarrollo económico acontecido en España en los últimos años. El personaje es un joven obrero de la construcción que se traslada desde La Gomera a la isla de Tenerife en busca de mejores perspectivas laborales y vitales. Decide establecerse en el municipio de Arona, en un período en el que el desarrollo de la construcción turística es frenético. Lo gana muy bien, pues trabaja a destajo, hasta que un día alguien le plantea, en su condición de afiliado a la UGT, presentarse como candidato en la plancha del PSOE a las elecciones al Ayuntamiento. El partido gana las elecciones y a nuestro personaje, por eso de su inteligencia natural y ser un auténtico espabilado, le toca la responsabilidad del urbanismo municipal. Al cabo de los cuatro años, nuestro operario de la construcción y luego concejal, ha descubierto que eso de hacer dinero es bastante fácil. Deja su responsabilidad política y se hace empresario de la construcción. Los proyectos se empiezan a multiplicar y los márgenes de beneficio superan el 100 y hasta el 200%. La actividad se diversifica, e invierte en servicios sanitarios, y así hasta el presente… en que ha llegado la crisis del sector inmobiliario nacional y la crisis financiera internacional.

La acumulación de riqueza y poder de nuestro personaje, que en ningún caso precisó de estudios que fueran más allá del graduado escolar, permitió que otros muchos también se beneficiaran (ya dicen los economistas que el sector de la construcción es intensivo en mano de obra directa e indirecta) del contexto económico que la hacía posible. Las ventas de coches aumentaron en paralelo a las ventas de casas y pisos, a los viajes al extranjero, a las bodas, bautizos y primeras comuniones fastuosas, a los almuerzos y cenas de trabajo y de no trabajo, a los burdeles de lujo, a los vehículos de lujo y alta cilindrada, a los safaris para ir a matar fieras, a los cruceros por El Nilo y por las islas griegas, en fin, a todo aquello que supusiera manifestación de consumo sin más, pues era éste, el consumo, la manifestación más clara y patente de que el sistema estaba funcionando correctamente.

Hoy, nuestro obrero de la construcción, luego concejal, más tarde contratista y finalmente mediano empresario supuesto creador de riqueza, ha pasado de la noche a la mañana a la quiebra económica, y ello, a pesar de que en la época de apogeo ni siquiera tuvo que dedicar parte de sus beneficios a pagar impuestos, pues la ley le eximia de dicho pago con la finalidad de fortalecer el tejido productivo en Canarias.

Pues bien, son estos mismos personajes los que hoy claman porque la situación vuelva a ser lo que fue, de supuesta riqueza para todos. Y a lo mejor, lo que sería procedente es que empezáramos de una puñetera vez a reflexionar, con ocasión de la crisis, sobre cuáles deberían ser las bases de partida de un auténtico desarrollo económico justo y equilibrado para nuestro país.

jueves, 6 de noviembre de 2008

MUJERES: PRESUNCIÓN DE CULPABILIDAD


Leo en la actualidad un ensayo muy interesante –y cuya lectura recomiendo- sobre la historia de la violencia contra las mujeres (1). Por edad pertenezco a una generación que ha podido percibir directamente la “comprensión” de un sector de la sociedad a favor de la violencia contra las mujeres, entre otras razones, porque ya se sabe que éstas son en principio culpables de todo salvo que se demuestre lo contrario. Si el marido, el novio o el mero conocido la agredió o incluso la mató, por algo sería… Aún me vienen a la memoria algunas intervenciones judiciales de hace ya algunos años en las que la víctima de una violación era nuevamente humillada por el abogado defensor del presunto violador con ocasión de la celebración del juicio, mediante la “acusación” de que había sido la mujer quien había incitado a la violación por utilizar prendas de vestir no apropiadas con la condición femenina o simplemente provocativas del deseo sexual del hombre (si esto era grave, más grave aún era que el juez terminara por reflejar esta tesis en la redacción de la sentencia, dulcificando a partir de la misma la posible condena al agresor). Pero este tipo de actitudes no eran extrañas, pues el propio legislador consagraba en el Código Penal normas claramente favorecedoras del asesinato de la mujer adultera y de su amante, en aquellos supuestos en que el marido despechado y cornudo les encontrara a ambos yaciendo en el lecho conyugal (la situación no se concebía a la inversa, esto es, que el adultero fuera el marido).

Es verdad que han cambiado muchísimo las cosas en nuestra sociedad a favor del abandono de muchos prejuicios y discriminaciones flagrantes contra las mujeres. Sin embargo, todavía quedan muchos resabios y muchas actuaciones claramente criminales contra las mismas. Una de las razones que en mi opinión explican esta situación es la arraigada y no plenamente superada visión que de la mujer tiene la religión y, en particular, en nuestro ámbito cultural, el cristianismo. Desde los lejanos tiempos de los llamados Padres de la Iglesia (siempre padres, nunca madres, y cuando de la madre de Jesucristo se trata, ésta tuvo que concebirlo por obra y gracia del Espíritu Santo, quedando el papel de madre relegado a la nada), las mujeres han encarnado la representación del mal. No sólo fue Eva quien cedió a la tentación del diablo en el Paraíso, sino que han sido las descendientes de esta primigenia pecadora las que han hecho posible que la mujer fuera tratada históricamente como lo que realmente siempre han sido: seres imbéciles carentes de autonomía y sujetas a los dictados y necesidades del hombre, sobre todo, a las necesidades sexuales de estos últimos.

En el ya histórico duelo entre Hillary Clinton y Barak Obama para determinar quien fuera el candidato del partido demócrata a la presidencia de los EE.UU, una buena parte de los electores prefirieron inclinarse por Obama a pesar de ser negro, que por Hillary Clinton. El que ello fuera así respondía en gran parte al prejuicio de que se trataba de una mujer, además, de una mujer que fue calificada como superambiciosa y que actuaba sin escrúpulos para alcanzar el objetivo que se había trazado (aspectos claramente negativos que nunca se han aplicado al candidato masculino, ya fuere este el del partido demócrata o al del partido republicano. En cuanto a la candidata a la vicepresidencia por el partido republicano, la máxima calificación que ha obtenido ¡es que se trataba de un ama de casa¡).

Finalmente ha ganado Obama las elecciones, y yo me alegro mucho. Pero el paso decisivo que se ha dado al lograr que finalmente un negro haya podido llegar a ocupar la presidencia de los EE.UU, tendrá que completarse algún día con la presencia de una mujer presidenta, y si ya es negra, pues mejor. Será esta la prueba definitiva de que la presunción de inocencia para hombres y mujeres es una verdad y no una mera afirmación hipócrita y políticamente correcta.

(1) Antonio Gil Ambrona: Historia de la violencia contra las mujeres (Misoginia y conflicto matrimonial en España), Editorial Cátedra, Madrid, 2008).

miércoles, 5 de noviembre de 2008

¿ES HOY UN GRAN DÍA?

Han pasado pocos minutos de las doce de la noche y ya es día cinco, ¿ganará B. Obama la elección a presidente de los Estados Unidos de América? Estoy convencido de que lo hará. No puede ser de otra manera. Son millones las esperanzas que están depositadas en él y, a pesar de que sean también muchas las dudas de cómo podrá salir adelante ante los graves problemas que deberá enfrentar su presidencia (crisis económica y guerra), es evidente que su candidatura representa la esperanza en el cambio a mejor en muchos aspectos, tanto de la sociedad norteamericana, como del resto del mundo.

He de reconocer que sin ser un admirador incondicional del sistema de vida yankee, existen muchos factores en el mismo que me agradan y que pienso contribuyen permanentemente a “revolucionar” nuestros esquemas vitales en todos los sentidos en términos positivos. He vivido allí y conozco un poco el estilo de vida que sigue la clase media. En términos comparativos y, por poner un ejemplo, la vida de un profesor universitario tiene poco que ver con la vida que yo desarrollo aquí en mi Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna. Se trata de dos mundos radicalmente distintos. Por ejemplo, hoy mismo he asistido a una reunión de la Junta de mi Facultad. Hacía años que no lo hacía. El resultado fue lamentable. De una pobreza intelectual, de una mediocridad y de una miseria humana que resulta muy difícil reproducir con palabras. Tardé cinco minutos en irme. No podía resistir aquel ambiente tan deteriorado a todos los niveles. Preferí pensar en Obama y en mandarme a mudar cuanto antes.

Espero que hoy al levantarme me pueda no sólo alegrar por la victoria de Obama, sino también, por otras victorias para mí más decisivas. (Gracias por lo del video).


martes, 4 de noviembre de 2008

GANARÁ B. OBAMA

Estoy convencido de que la fuerza arrolladora de la sociedad civil norteamericana hará posible la victoria de B. Obama como nuevo presidente de los EE.UU. Lo necesita ese país y lo necesitamos todos aquellos que creemos en la alternancia política como instrumento idóneo para el cambio social y la consolidación y profundización de la democraca.

EUSEBIO GONZÁLEZ GARCÍA

Ayer recibí la triste noticia del fallecimiento del profesor Eusebio González García, catedrático de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de Salamanca. Con sus sesenta y seis años se encontró a la muerte de forma inesperada en un desgraciado accidente de circulación cuando regresaba a su domicilio desde Madrid.

La última vez que tuve la oportunidad de estar con él fue en un viaje que realicé a Salamanca el pasado mes de enero por invitación suya y del profesor José Mª Lago Montero, para impartir una conferencia en los Cursos para Extranjeros organizados por la Universidad de Salamanca. Tuvo la amabilidad y la paciencia de recorrer conmigo y José Mª Lago los principales monumentos de la ciudad, y proporcionarme detallada y erudita explicación de algunos de los acontecimientos históricos que se habían sucedido en esta joya que es Salamanca. Estar con estos dos colegas, saludar a Ana Mª Juan, profesora titular de Derecho Financiero de la Universidad de Valencia, y reencontrarme con mi viejo amigo Carlos Palomeque, catedrático de Derecho del Trabajo de la misma universidad, fue lo más importante del viaje.

Simplemente deseo dejar constancia aquí de la pena y tristeza que me produce su muerte. Descanse en paz.

lunes, 3 de noviembre de 2008

!VIVA LA REINA¡

¿De verdad que estaría usted dispuesto a gritar sin autoimponerse ningún tipo de cortapisa ¡Viva la Reina¡? Pues sí, sin ningún género de dudas. Es más, visto a posteriori, creo que el dictador Francisco Franco acertó plenamente al nombrar como su sucesor en la jefatura del Estado al Príncipe Juan Carlos y a la princesa Sofía (gracias, entre otras cosas, a personas tan inteligentes como Torcuato Fernández Miranda). Aunque algunos fascistas recalcitrantes y poco proclives a abrir sus mentes y corazones (lo que siempre es un signo de inteligencia exclusivo de los seres humanos más humanistas), acompañados por algunos otros comunistas, anarquistas y demás especies izquierdistas igual de recalcitrantes, mental y vitalmente también anquilosados, aún parecen añorar la época de locura generalizada que vivió la sociedad española durante los años que van desde la dictadura del general Primo de Rivera hasta la proclamación de la II República y el final de la guerra civil, no hay que cansarse de repetir que la reinstauración de la Monarquía constitucional en España ha sido un factor muy relevante a la hora de contribuir a que nuestra sociedad haya logrado en los últimos treinta años un período modélico de convivencia en su historia.

Oiga, de acuerdo, pero no me negará usted que si vamos a hablar de ideas e instituciones anquilosadas, habría que empezar por la propia institución monárquica. Pues sí, tiene usted toda la razón, pero vaya y cuénteselo usted a los británicos, ejemplo palmario de simbiosis perfecta entre monarquía y democracia durante muchos años y espero que por muchos más.

O sea, que no cree usted que la monarquía ya ha cumplido su papel histórico (reinstaurar el sistema democrático en España), y ahora lo que procede es volver a la república. Pues la verdad, qué quiere que le diga… Creo que defender la III República para España en la actualidad, es una auténtica estupidez y, sobre todo, una temeridad desde el punto de vista político. Yo confío en que nuestros queridos José Luis y Mariano sean capaces de controlar en el seno de sus respectivos partidos (otra vez las extremas: derecha e izquierda) los cantos de sirena que algunos entonan cada vez más frecuentemente para cuestionar el papel de la institución monárquica en el sistema democrático español. Ya se sabe que con el ánimo constructivo coexiste como antítesis un ánimo destructor que pretende siempre presentar como más democrático y más progresista todo aquello que signifique cuestionamiento de lo construido, sin entrar a analizar si lo construido ha sido bueno y debe ser no sólo conservado, sino incluso renovado y fortalecido al compás del paso del tiempo.

Vamos, que está usted hecho un auténtico monárquico de pro. Pues mire, si lo quiere ver así, aunque no sea así, pues véalo así. Estoy encantado con los Reyes, con los Príncipes y si me apura hasta con las Infantas. Seguiré defendiendo la institución como una solución hasta el presente insuperable a fin de organizar la convivencia en España, y manifestaré mi simpatía por las polémicas declaraciones realizadas por la Reina en un libro escrito por una periodista del Opus Dei, no sólo por estar de acuerdo con algunas de sus opiniones, sino sobre todo, porque creo que está en su pleno derecho a hacerlas, aún a riesgo de que las mismas no coincidan con la opinión de muchos españoles. Es más, creo que es aquí, en la exteriorización patente de esta posible discrepancia, donde radica la grandeza de la Monarquía constitucional: la opinión de la Reina, que es por encima de todo igual de legítima que la de cualquier otro ciudadano, no se ha de ver reflejada en las leyes que ha de promulgar el Rey y que son aprobadas por la voluntad popular, tal y como sucede con la ley que aprueba el matrimonio homosexual. ¿No le parece esto una manifestación grandiosa del sistema político que nos hemos dado libremente los españoles? Estoy convencido de que a la Reina sí se lo parece, por eso merece todo mi respeto.