No hay que respetar por principio cualquier manifestación supuestamente cultural extranjera (v.gr., la ablación del clítoris a las niñas), ni tampoco cualquier creencia o práctica religiosa. Una y otra pueden ser claramente atentatorias contra los derechos más elementales de los seres humanos y, en particular, contra los derechos de las mujeres. Y cuando esto sucede, no hay que mostrar respeto o desentenderse del problema, sino que hay que mostrar oposición y tratar de luchar contra prácticas tan salvajes e inhumanas.
Hace 1 hora
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