martes, 18 de noviembre de 2008

LUIS ROLDÁN: COMO UN VIENTO FUGAZ DESAGRADABLE


Me había prometido no ver la entrevista que le iba a hacer en Tele-5 Mª Teresa Campos, pero finalmente formé parte de esos dos millones de españoles que pudo ver y escuchar parte de la entrevista a Luis Roldán, ex director general de la Guardia Civil. Sinceramente, me pareció una verdadera desfachatez no sólo el contenido de la entrevista, sino la misma presencia de un delincuente del calibre de Roldán en un medio de comunicación privado en el tiempo en que todavía está cumpliendo condena, aunque en los últimos años suavizada a través del disfrute del régimen abierto.

Luis Roldán, como Julián Muñoz y otros muchos sinvergüenzas y canallas que han estado ocupando puestos de responsabilidad política de carácter público, y que se han atrevido a llevarse directamente el dinero de todos nosotros o a cobrar comisiones por la realización o no realización de determinadas actividades, tendrían que ser condenados por la ciudadanía al mayor de los ostracismos. Su recuerdo sólo debería suscitarse como ejemplo de un veneno que corroe el sistema político de libertades que nos hemos dado y que compromete una correcta visión de la labor seria, ilusionada y responsable de muchos otros servidores públicos que desarrollan con total honestidad su labor diaria.

En todo caso, en mi opinión, yo creo que es éticamente injustificable que una cadena de televisión de cobertura nacional y en horario de máxima audiencia, haya realizado esta pantomima de entrevista a un delincuente de la calaña de Luis Roldán, y que además lo haya hecho pagándole. El papel permanente de reprendedora moral que adoptó durante toda la entrevista esta señora que se llama Mª Teresa Campos, resultó a mi juicio penoso, pues era todo menos auténtico. Lo verdaderamente auténtico hubiese sido la negativa del medio en cuestión a entrevistar a un delincuente cualificado y que todavía está cumpliendo condena.

Como era de esperar, el condenado no aclaró absolutamente nada, y aún menos, dónde tiene presumiblemente parte del botín no gastado que robó a todos los españoles.

Roldán pasó por la política española no de manera fugaz precisamente, sino más bien de forma calculada y bien pensada en aras al objetivo al que se había consagrado desde el primer momento. Sin embargo, en la actualidad, volver a ver la cara de Roldán en TV se me hizo insufrible, sobre todo, por esa jeta de seriedad y circunstancia que todavía es capaz de poner para tratar de engañar una vez más al personal. Maldigo desde aquí a Luis Roldán y también a todos aquellos que conociendo lo que hacía el personaje no tuvieron la valentía de pararle los pies y de echarlo a la calle como agua sucia que terminó por transformar en lodazal lo que seguramente empezó como algo anecdótico y hasta gracioso: mamarse las perritas que los tontos pagamos en concepto de impuestos.



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