viernes, 5 de diciembre de 2008

MÉNDEZ & FIDALGO


No me negarán que expresado así, al estilo anglosajón, no parece que estemos hablando de un conocido despacho de abogados, o tal vez, de una agencia de detectives o de agentes de seguros. Pero no, nada que ver con eso. Nos estamos refiriendo a los secretarios generales de las dos fuerzas sindicales más importantes de España: Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT).

A estos dos liberados sindicales les ocurre, aunque a lo bestia, lo mismo que les sucede a todos aquellos otros que en el seno de la Administración viven liberados de todo tipo de trabajo y dicen dedicarse a la defensa inquebrantable de los derechos de los trabajadores (o empleados públicos) que no tienen, ni siquiera en potencia, la desgracia de encontrarse en el paro. El punto común entre unos y otros, aparte del hecho de la afiliación, es que una vez alcanzan la “liberación”, no quieren volver al tajo ni de coña. Sin duda, algo totalmente comprensible, pues ya sea en el ámbito de los medios de comunicación nacionales o en el ámbito local, los liberados se han transformado en auténticos líderes mediáticos a los que resulta inconcebible poder pasar de repente al absoluto anonimato que provoca el curro diario. Es algo similar a lo que les sucede a muchos miembros de la llamada clase política, que viven la política como auténtica profesión y no conciben la eventualidad de que un día puedan verse no ya en la oposición, sino sin disfrutar del dinero público que hace posible la existencia de tanto jeta y tanto bergante dedicado a la política.

En cuestión de meses y como consecuencia de la crisis económica, el número de parados en nuestro país ha aumentado a niveles que creíamos no volverían a repetirse nunca jamás. Además, las previsiones son de que ese número es posible llegue, en el año 2009, a cuatro millones de desempleados. Se trata de una situación realmente preocupante, sobre todo, para las personas que se encuentran en dicha situación o pueden encontrarse en un inmediato futuro, aunque debería serlo también para aquellos otros que en principio no vivimos con el miedo permanente de poder quedarnos parados. Sin embargo ¿han visto ustedes a Méndez & Fidalgo carita de preocupados y planteándose públicamente las causas que explican este aumento del paro en nuestro país?

Porque vamos a ver, señores Méndez & Fidalgo, está muy bien eso de que la crisis financiera internacional nos está afectando, que somos igualmente víctimas de la crisis inmobiliaria, que falta liquidez en el mercado, que atravesamos un período de incertidumbre, que no se ha restablecido la necesaria confianza, que es preciso mayor regulación de la actividad financiera privada… ¿pero y qué me dicen de las reglas que rigen el mercado laboral? ¿No tendrán los sindicatos algún tipo de responsabilidad en los altísimos niveles de paro que se dan en nuestro país? ¿Es que aquí todo es culpa de los empresarios y de la crisis internacional?

Hace muchísimos años que pedí la baja en el sindicato al que pertenecía en el seno de la Universidad. En este período de crisis que estamos viviendo –unos más que otros- me gustaría poder ver a mis representantes políticos (sobre todo al Gobierno) dando una explicación de por qué se está generando tanto paro en España, y ver también a los representantes sindicales exigiendo esa explicación o, al menos, intentando ellos mismos darla. Sé casi con total certeza que ello no va a ocurrir, y confío en que finalmente el Gobierno de Obama sea capaz de enderezar el rumbo y con el reflujo que a nuestras costas pueda llegar, volver de nuevo a “vivir” bajo otra burbuja inmobiliaria, de las empresas puntocom o de lo que sea, pues visto el “caminar de la perrita”, aquí nadie va a tener las agallas suficientes de reconocer la necesidad de acometer reformas profundas que traten de lograr que nuestro sistema económico nacional –o lo que queda de él- sea más equilibrado en todos los sentidos. Si el Sr. Zapatero y los Sres. Méndez & Fidalgo creen que sólo repartiendo dinero vamos a lograr salir de la crisis, van aviados, y el resto de los españoles no digamos…

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