martes, 10 de febrero de 2009

OFF


Bueno…, sí, no está mal, es entretenido, contactas con gente interesante y menos interesante y puedes hacer muchos amigos y amigas virtuales. Todo eso combinado con multitud de aderezos que la propia compañía pone a tu disposición para que te dirijas a tus amigos y amigas ofreciéndoles una multiplicidad de cosas y/o actividades: desde formar un grupo de apoyo a algo o alguien, o enviar corazones, besos o abrazos, hasta intercambiar notas personales y bajar videos de yotube y reproducirlos en la comunidad virtual de la que formas parte. Todo esto y seguramente mucho más es “Facebook”. Lo único que se precisa es un ordenador personal, conexión a internet y, sobre todo, tiempo para dedicar a la comunidad virtual.

La verdad es que las llanadas nuevas tecnologías de la información están cambiando nuestro modo de vida sin que apenas nos demos cuenta de ello. Parece que todo se encamina a partir de las mismas y que aquel que se desconecte del proceso va a estar en un corto período de tiempo bastante perdido. Espero que no sea mi caso, pues por mi trabajo la verdad es que ya me resulta imprescindible estar conectado a Internet a todos los efectos y casi que en todos los lugares o, al menos, utilizar el ordenador como instrumento de trabajo.

Sin embargo, lo que no veo como imprescindible es estar formando parte de una comunidad virtual como “Facebook” u otra de similares características. En este caso, creo que esta pertenencia es más consecuencia de un entretenimiento y una curiosidad, que de una necesidad, salvo, claro está, que la pertenencia inicial se transforme en una adicción. Y cuando esto sucede, el resultado puede ser catastrófico o, por lo menos, no deseable en orden al necesario equilibrio mental-temporal que cada uno de nosotros debe procurar seguir.

En mi corta experiencia como miembro de la comunidad de “Facebook” he podido comprobar que todos los elementos que la rodean están diseñados para lograr el objetivo de la adicción o dependencia. Claro, ya se que el transformarse en adicto o no depende del grado de fuerza de voluntad de cada uno, pero lo cierto es que en tan corto período de tiempo yo he experimentado el hormigueo que se siente un fin de semana estando en el Sur de la isla sin el ordenador y sin conexión con la comunidad virtual, y cómo las ganas de conexión insatisfechas se acrecientan a medida que se aproxima el regreso de nuevo al hogar, dulce hogar… Y esto, queridos amigos y amigas de dentro y de fuera de “Facebook”, no puede ser…y aunque pueda ser posible, estoy por impedir que lo sea.

Así que de momento voy a colocar la palanca en OFF y a procurar no visitar a mis amigos y amigas por un cierto tiempo. Espero que sepan comprenderme y, sobre todo, que no vayan a añorar mi apagamiento temporal. Un beso para todos y todas…

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