martes, 13 de mayo de 2008

MARÍA SAN GIL

Hace ya algunos años dirigí un curso de verano organizado por la Universidad de La Laguna en Adeje (Sur de la isla de Tenerife). El tema central del curso era la financiación de las Comunidades Autónomas. Entre los ponentes invitados estaba Vidal Cuadras, que por entonces era líder del Partido Popular en Cataluña y auténtico “azote” del nacionalismo catalán. Con la victoria del PP en 1996 (en minoría), el Presidente Aznar no tuvo más remedio que pactar el apoyo parlamentario de los partidos nacionalistas… y el discurso de Vidal Cuadras quedó así relegado para coyunturas más favorables. Aceptó un puesto como eurodiputado y ahí sigue, observando, seguramente con interés, el conflicto entre valones y flamencos.

Rosa Díez también había sido el “azote” de un nacionalismo mucho más radical y peligroso para todos y para su propia integridad personal. Trató de ganar la secretaría general del PSOE y perdió democráticamente. Su retiro “dorado” también fue Bruselas. Sin embargo, no tuvo la flema de resistir tanta pasividad ante la actitud beligerante del Sr. Rodríguez Zapatero contra todos aquellos que se jugaban y juegan la vida diariamente en el País Vasco y Navarra en su lucha por la libertad contra el fascismo de ETA, HB, ANV, PCTV… Renunció a sus privilegios y se puso al frente de las mismas ideas que siempre había tenido aunque bajo unas nuevas siglas.

Le toca ahora el turno a María San Gil, que no sé lo que hará o harán con ella, pero de momento, investida con la dignidad que siempre conllevan los que luchan por la verdad y la libertad, aún sabiéndose minoría, ha optado por rebelarse. Lo más triste de todo, sin embargo, es que esa verdad que ella defiende pueda ser objeto de “mercadeo” por otros miembros de su propio partido, aunque muchos de los que dicen ahora estar con ella, realmente no lo estén.

Tanto Rosa Díez como María San Gil lo tienen muy crudo en política. Pero su existencia y actitud no sólo es necesaria, sino imprescindible como referencia para seguir creyendo en ella y ellas.

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