viernes, 18 de julio de 2008

"EL PESIMISMO NO CREA EMPLEO"


Estarán de acuerdo conmigo en que estamos ante una frase para la Historia o, al menos, para una futura edición de un libro de citas o de un dietario que las reproduce y reparte para cada uno de los días del año. La ha dicho nuestro Presidente del gobierno, el Sr. Rodríguez Zapatero. Es, aparentemente, el contrapunto a aquella otra proferida por su correligionario en el campo sindical Cándido Méndez: la actual crisis económica que padecemos se debe “a la política ultraliberal del presidente de EE.UU”.

Nuestro Presidente y nuestro representante sindical, como buenos líderes de izquierda, están convencidos de que la crisis es “culpa” del sistema, pero ante la misma corresponde reaccionar de distinta manera, pues no cabe olvidar que en un caso se ostentan responsabilidades de administración de dicho sistema y en el otro de “oposición” al mismo. Dejemos para otro día las supuestas responsabilidades del Presidente de los EE.UU, y más que buscar ahora culpables, tratemos de enfocar la cuestión imbuidos de un beatífico espíritu optimista, condición ésta que según nos dice nuestro Presidente del gobierno es fundamental para crear empleo y no contribuir así a extender los efectos de la desaceleración acelerada de la economía.

Desconozco si el Sr. Rodríguez Zapatero lee o no alguna de esas guías o manuales editados por los perversos norteamericanos al estilo de “Hágase rico en un año. El optimismo al servicio de sus ilimitadas potencialidades humanas”, pero no dudaría que efectivamente esta fuera una de sus fuentes secretas de inspiración en su labor de gobierno.

Resulta cuanto menos difícil contradecir el espíritu optimista que preside las opiniones de nuestro Presidente al referirse a la actual crisis económica. Es más, está muy afianzada en nuestra sociedad la idea de que las cuestiones complicadas hay que abordarlas con espíritu optimista y con la confianza de que así se podrán resolver mejor los problemas. Baste con pensar en la eventualidad de que se nos diagnostique un cáncer. La salida al problema, de existir, nunca podrá venir por la vía del pesimismo del paciente, sino por todo lo contrario.

En consecuencia, creo que el Presidente tiene casi toda la razón en este caso. Hay que abordar el problema de la crisis económica con una actitud optimista. Cabría, sin embargo, hacer una pequeña objeción que, sin pecar de pesimista, sí nos sirviera de referente para el futuro. En la actual crisis, hay manifestaciones de la misma que son propiamente locales o nacionales (desenfreno o desregulación del mercado immobiliario), y parece que lo prudente, antes de abordar con optimismo las posibles soluciones, es diagnosticar con carácter previo las causas del problema. Y no parece que esto se esté haciendo en debida forma.

Para curar –o al menos controlar- el cáncer se precisa del optimismo del paciente, pero también, de un diagnóstico temprano y de unas medidas profilácticas adecuadas. Esta es la auténtica base o fundamento del optimismo del enfermo. Lo otro es pura santería.

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