martes, 1 de julio de 2008

PASIONES


¿Y a usted qué le apasiona? Pues mire, pensándolo bien -lo cual es ya un signo de anti pasión-, a mi me apasiona vivir. Joder, y también a mí. No, hombre, a lo que yo me refiero es exactamente a cuáles son las cosas que en la actualidad le llaman más la atención y respecto a las cuales haría cualquier cosa por hacerlas, tenerlas y disfrutarlas. Pues mire usted, sería en estos momentos incapaz de concretar mis preferencias. Se lo vuelvo a repetir, me apasiona la vida. ¿No le basta con esa respuesta? Pues no, no me basta. Creo que es una respuesta genérica y en gran medida vacía. Es algo así como decir que lo más importante de esta vida es la vida misma.

Bueno, trataré de hacer un esfuerzo mental y de manera desapasionada le voy a enumerar algunas de mis pasiones, pero sólo algunas ¿de acuerdo? Me apasionan las mujeres. Sí, sexualmente también, pero me apasiona comprobar cómo difieren de nosotros los hombres. Me gusta fijarme en sus comportamientos, en sus reacciones, en su forma de resolver determinadas situaciones de la vida, en sus opiniones, etc. Me acongoja comprobar cómo muchas mujeres actúan hoy como tradicionalmente hacían los hombres en el terreno del flirteo: ir a tiro hecho y jactarse entre las congéneres de la conquista realizada. Siempre he pensado que los hombres que lo hacían eran unos auténticos imbéciles; hoy lo pienso de las mujeres que lo hacen. Es algo contradictorio con la prudencia y la sapiencia y, sobre todo, con el necesario pudor que preside el buen sexo.

Me apasiona –aunque he de reconocer que cada vez menos-, joder a los que padecen de envidia. Durante mucho tiempo lo hacía sin ser consciente de ello, hasta que en un momento determinado descubrí que muchas de las puñaladas que recibía no eran más que el producto de la envidia, así que decidí a partir de ese instante manifestar y hacer público mis pequeños y efímeros logros (pero altamente dolorosos para muchos de mis queridos envidiosos), a fin de así fastidiar a los que me fastidiaban o trataban de hacerlo a través de palabra, obra, e incluso pensamiento.

Me apasiona el amor y también escribir, aunque sean gilipolleces como éstas que escribo en mi blog de opinión. Me apasiona ser libre y expresar lo que en cada momento me de la real gana, sin consideraciones a credo alguno, a disciplinas de partido, a líneas editoriales marcadas por otros. Pero también me apasiona el respeto por los demás, por aquellos que opinan de forma distinta a la mía. Me apasiona la búsqueda de la verdad y de la justicia, que son dos cosas distintas. La verdad es objeto de la ciencia. La justicia, de la jurisprudencia.

Me apasionan tantas cosas que sería interminable enumerarlas. Por eso le vuelvo a reiterar que mi auténtica pasión es la vida misma, pues todo lo demás no son más que vanas pasiones carentes de sentido si la vida misma no estuviera ahí para contrastarlas.

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