jueves, 24 de julio de 2008

RADOVAN KARADZIC


Un presunto genocida que podrá ser finalmente juzgado por el Tribunal Penal Internacional. Su detención es una buena noticia. No será objeto de tortura ni de ningún tipo de vejación contraria a su dignidad como persona. Tendrá derecho a contar con abogado para su defensa en el juicio y en principio se parte de la presunción de que es inocente. Habrá que demostrar su culpabilidad en la comisión de los graves delitos de los que se le acusa. Cuenta a su favor con todos los derechos que no tuvieron aquellos otros miles de bosnios que fueron torturados y asesinados en masa por el simple hecho de ser musulmanes.

Pero de la buena noticia que supone su detención, hay que pasar a considerar la existencia de personas que se han manifestado por las calles de Belgrado en protesta por dicha detención. Se trata de la detención de un héroe que defendió de manera tenaz y con profundas convicciones la unidad territorial de la ex Yugoslavia. Karadzic es ahora una víctima de la Unión Europea y, sobre todo, de los EE.UU. De héroe a villano en virtud de las decisiones “interesadas” de terceros países. Su posible condena será una humillación más para cientos o miles de serbios que consideran que Karadzic simplemente actuó como un buen gobernante en tiempos de guerra. A diferencia de otros, como es el caso del ya fallecido primer presidente de Croacia F. Tudman, mientras Karadzic ha sido objeto de persecución como presunto criminal de guerra, Tudman fue enterrado con los honores de Jefe de Estado previo reconocimiento de su condición de tal por los países miembros de la Unión Europea, empezando por Alemania.

No cabe duda de que siempre es más fácil emitir juicios de absolución y de condena de los participantes en un conflicto, cuando éste es analizado desde fuera, esto es, cuando el que emite el juicio se forma una opinión a través de las informaciones-opiniones que otros le proporcionan. No es que trate yo aquí, como resulta obvio, de defender, comprender o justificar las presuntas atrocidades cometidas u ordenadas cometer por Radovan Karadzic. De lo que se trata es de plantearse una mínima reflexión crítica de las informaciones que nos llegan masivamente a través de los medios de comunicación.

Pensemos, como contraste, en las informaciones sobre ETA. Para nosotros, los españoles, los miembros de ETA son terroristas. Para muchos extranjeros que desconocen el proceso histórico de creación de ETA y del nacionalismo vasco, los militantes de ETA son luchadores por la libertad del pueblo vasco. Sus métodos no sólo están debidamente justificados, sino que están descompensados con la relevancia, importancia y medios del aparato represivo del Estado español. Y no digamos lo que para muchos jóvenes residentes en el País Vasco representan los luchadores de ETA: auténticos héroes que algún día próximo abandonarán la cárcel y podrán vivir en una Euzkadi libre e independiente.

Se trata de una cuestión compleja y de no fácil resolución. Quizás una de las soluciones se encuentre en el respeto al Derecho en su acepción sustantiva de conjunto de principios básicos que en ningún caso pueden ser vulnerados por nadie bajo ningún pretexto. Es este dato el que nos sirve para diferenciarnos de cualquier tipo de terrorismo, ya sea el ejercido ilegítimamente por el Estado como el ejercido por cualquier otro grupo o individuo. Si finalmente Karadzci es declarado culpable, lo será porque violó las reglas más elementales por las que se supone se rigen los seres humanos, ya sea en la guerra o en la paz.


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