lunes, 28 de julio de 2008

ELRESPETO A LA VIDA PRIVADA Y EL TRIUNFO DEL DERECHO: EL CASO DE MAX MOSLEY.


El contexto. Un personaje público famoso, Max Mosley, presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA). Unos antecedentes políticos familiares de “película”: su padre, Oswald Mosley, fue uno de los fundadores del movimiento fascista en Gran Bretaña en la década de los treinta, además de tener estrechos lazos de amistad con los principales jerarcas del nacionalsocialismo alemán. Unos medios de información sensacionalistas y mediatizados por la explotación morbosa de los comportamientos sexuales-sentimentales de “los famosos”. Una grabación no consentida de una práctica sexual del personaje de contenido sadomasoquista con prostitutas.

La supuesta denuncia. Un diario británico de carácter sensacionalista (News of the World), hace público un video en el que aparece Max Mosley realizando el referido acto sexual. La razón de ser de la publicación obedece a un motivo supuestamente honorable: denunciar que un personaje público de la categoría de Max Mosley, se dedica a realizar actos sexuales sadomasoquistas en los que se enaltece la ideología nazi (alguna de las prostitutas que azota el culo de Mosley aparece vestida con un uniforme de presa de los campos de concentración creados por los nazis). Se trataba, en definitiva, de denunciar la supuesta burla que Mosley hacía de los millones de víctimas del holocausto nazi.

Las consecuencias. Max Mosley, que tiene sesenta y ocho años, que está casado hace muchos años y tiene dos hijos mayores, manifestó en su momento que las razones aducidas por el tabloide británico para justificar la publicación del video eran absolutamente falsas. Se sentía totalmente destrozado por lo que esa publicación suponía para las relaciones con su mujer y con sus hijos. Se les había hecho un daño –a él y a su familia- total y absolutamente injustificado. Sus relaciones sexuales forman parte de su vida privada y no deberían ser dadas a conocer públicamente. Las imágenes se difunden en los telediarios de todo el mundo (o al menos en los del mundo no musulmán) y aún hoy están en internet.

El juez. Ante la demanda presentada por Max Mosley (téngase en cuenta, a efectos de envidia, que la publicación del video acontece en marzo de 2008 y en julio del mismo año se dicta la sentencia), el juez británico David Eady señala que Max Mosley tenía un derecho de privacidad razonable con relación a sus actividades sexuales (aunque éstas no fueran convencionales), que fueron además llevadas a cabo entre adultos con su consentimiento y en una propiedad privada. No advierte el juez que exista fundamento alguno para afirmar que los participantes trataran de burlarse de las víctimas del Holocausto, por lo que llega a la conclusión de que la noticia no era en caso alguno de interés público. Condena a la empresa editora del diario a pagar una indemnización de 70.000 euros a favor de Max Mosley así como también las costas del juicio (570.000 euros). Para el editor del periódico, Colin Myler, después de esta sentencia, la prensa británica es “hoy menos libre”.

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