lunes, 30 de junio de 2008

¡PUDIMOS!


Con trabajo, con ganas, con ilusión de ganar, con un entrenador que acertó en la selección de jugadores y en los oportunos cambios puntuales en cada uno de los partidos jugados… anoche pudimos por fin hacer realidad que la selección española se alzara con el triunfo en la Eurocopa 2008. Del presente “Podemos” estamos ya en el pasado glorioso: “pudimos” por fin ganar la Eurocopa de fútbol.

¿Y quiénes la ganamos? Pues así de sencillo: todos los españoles. Fue, sin duda, una catarsis colectiva, una auténtica fiesta expresiva del mejor espíritu nacional, que es aquel que es utilizado para presentar como victoria colectiva los logros –en este caso deportivos- de un conjunto de individuos identificados fundamentalmente por los demás como representantes de la nación española. Hoy, desde fuera de España, serán millones de humanos los que hablen y comenten la final de la Eurocopa entre la selección de fútbol de España y de Alemania. Desde dentro de España, seremos también millones los que nos alegremos de que aún no haya cuajado ese ilegítimo intento de romper la selección española de fútbol y sustituirla por las selecciones de Cataluña, País Vasco, Galicia, Canarias… Aquí, señores y señoras nacionalistas de nuevo y viejo cuño desintegrador, ha ganado España. Y, sinceramente, no saben ustedes cuanto me alegro y lo poco que lamento que más de uno que no sintiéndose español viera frustrado su deseo de que el partido lo ganara Alemania.

Somos, sin duda, una potencia futbolística. Este triunfo deportivo y la inteligente campaña mediática sentimental y de negocio llevada a cabo por la Cadena 4, han supuesto una confirmación y un reforzamiento de los resultados de las últimas elecciones generales en nuestro país. El “Juntos podemos” se ha transformado en un lema de movilización colectiva que refleja en buena medida el hartazgo de la mayoría ante tanto empeño artificial en sustituir un sentimiento arraigado de unidad, por fatuos sentimientos artificiales de diferenciación que la mayoría de las veces sólo tienen que ver con la aspiración de algunos de seguir aferrados al poder.

Política, fútbol y negocio como tres patas de una realidad interconectada. No está bien. No está mal. Es la realidad, mi hermano, y como tal habrá que tomarla. Hay que reconocer que el triunfo de España frente a Alemania ha llegado en un momento clave. Aún siendo opinable cuál sea el nivel de la crisis económica que atravesamos, lo cierto es que este triunfo es una gran alegría que de alguna forma compensa en términos sentimentales los aumentos del imparable Euribor. Además, para los que no hemos perdido nuestro trabajo, este triunfo coincide con el ingreso de la nómina ordinaria y la doble paga de julio. ¿Se puede pedir acaso más? Por otra parte, para mayor inri, en el culmen del éxtasis, las imágenes del Sr. Rodríguez Zapatero emocionándose con el gol de Fernando Torres y, por tanto, con el gol de España, dejan abierta una puerta a la esperanza a que finalmente este señor no auspicie las ínfulas de sus correligionarios en Cataluña para crear una selección “nacional” propia. Que así sea, pues “Juntos podemos”.

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