viernes, 27 de junio de 2008

BREAD & CIRCUS


He ido ayer a ver la película Sexo en Nueva York. A la salida he tenido además la oportunidad de ver también el partido de semifinales de la Eurocopa entre Rusia y España, y a la hora de escribir este articulito de opinión me he acordado del nombre de una tienda de productos ecológicos existente en Northampton (Massachusetts), llamada Bread & Circus. ¿Tiene todo esto relación entre sí? Pues posiblemente sí.

Veamos. La película es una mera continuación en la pantalla grande de la serie ya emitida en la pantalla pequeña, pero en la que se aprecian mejor los detalles, al menos los celulíticos, aunque traten de disimularse de manera permanente. Se pretende contar una historia humana que en realidad les ocurre a muy pocos y selectos humanos que viven en una ciudad singular en la que se mezclan muchas cosas: el máximo lujo y la máxima vaciedad mental y espiritual. El film no es ni mucho menos un canto a la vida, al sexo y al amor, sino más bien, un canto al consumo de zapatos de seiscientos dólares de Manolo Blahnik (es un orgullo saber que un oriundo de la isla de la Palma ha triunfado profesionalmente en Nueva York, es decir, en todo el mundo), a los trajes de Carolina Herrera o a los bolsos de Louis Bouiton, y a los coches Mercedes Benz, aparte, claro está, de que es factible el amor y hasta el matrimonio entre una comentarista de moda y sexo con un potentado de las finanzas, que además, prefiere la sencillez a la hora de celebrar la boda en un McDonald, Burger King o cualquier otro lugar de similares características (se es más feliz, sin duda, no siendo pobre, pero sí pareciéndolo).

Saliendo como salí del cine, esto es, anonadado y con cara de pollaboba, marché raudo y veloz a casa para poder ver el partido de semifinales entre España y Rusia. Normalmente no sigo la liga nacional de futbol, pero sí he de reconocer que me gusta y entusiasma poder ver un buen partido de futbol. Y anoche lo vi, un equipo, el español, que jugó un excelente partido de un futbol de la máxima calidad. En mi época de progre durante el franquismo, aún recuerdo el cabreo de mi pobre padre cuando el mismo defendía a la selección nacional y sus hijos deseaban que ganara el equipo contrario, pues que ganara España suponía una victoria para el régimen. Qué tiempos. Y si el rival era la antigua URSS, ya no digamos. La lucha de la izquierda contra la derecha fascista. Ayer, sin embargo, todo había cambiado. Ni aumento del Euribor y de la hipoteca, ni ninguna otra coña marinera. ¡Viva España! ¡Juntos Podemos¡…aunque “er Ibarreche” se niegue de manera contumaz a ello. Mientras España es ahora portadora de un capitalismo soft, Rusia representa un capitalismo hard. Quien lo iba a decir, camarada...

Parece que todo se reduce en esta vida a una cuestión que precisa de un análisis más sesudo por parte de la intelectualidad: al pan y al circo. Es la pura verdad. Si no existiera el futbol habría que inventarlo, si no existiera el sexo…mejor estar muertos; si no disfrutáramos de las falsas necesidades que nos crea la denominada sociedad de consumo…pues no sé, tal vez estaríamos viviendo en la permanente tristeza en la que vivían los moscovitas del comunismo o en la que hoy viven los cubanos de los hermanos Castro. No tengo tiempo ahora para pensar en ello. Sólo me interesa que llegue el domingo para ver la final de la Eurocopa y que gane mi querida España, pues ¡Juntos Podemos¡, y a la hipoteca que len den...

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