jueves, 30 de octubre de 2008

FIDELIDAD Y LEALTAD (II)



Ámbito de las relaciones personales y profesionales, o lo que es igual, ámbito de las relaciones sociales. Es aquí donde surgen y desarrollan –o se destruyen- los lazos de lealtad. La lealtad tiene más que ver con la amistad o el sentimiento de pertenencia a un grupo que con el amor que se expresa en el seno de relación de pareja. Es más, resulta significativo comprobar cómo la lealtad sustituye a la fidelidad como valor dominante en el seno de una pareja de amantes que han dejado de serlo, al menos, en aquellos supuestos en que la ruptura no ha venido generada por el odio o la opresión, sino exclusivamente por la aparición del desamor. El sentimiento de posesión tan asociado a la fidelidad amorosa es sustituido aquí por el sentimiento de confianza propio de la amistad: se ha compartido todo con el/la amante, y lo que queda es un sentimiento de gratitud mutua que se traduce en la lealtad y complicidad que genera una confianza construida muchas veces durante años, máxime, si además están por medio los hijos.

Idéntico mecanismo opera, curiosamente, con relación a los amantes circunstanciales que incurren en supuesta infidelidad. El valor de la fidelidad con la pareja ha sido puesto en cuestión de manera esporádica (en otras palabras, ha surgido el sexo fuera de la relación de pareja), y se opta por transformar esa relación esporádica en una relación de amistad: habida cuenta de que no se está dispuesto/a a cuestionar el valor fidelidad que rige la relación amorosa permanente, se opta por establecer lazos de lealtad con el/la que fue amante circunstancial. En este caso, la lealtad se traduce, entre otras cosas, en mantener el secreto de la relación acontecida entre los amantes circunstanciales. Esto es, la fidelidad en definitiva ha vencido al deseo carnal consumado de forma circunstancial. Por ello, no se comete auténticamente infidelidad cuando este acontecimiento se oculta al amante pleno (siempre, claro está, que no se trate de un acontecimiento que se repite en el tiempo de manera regular). Lo contrario es tener asumido el sexo como pecado y cargar así con un peso en nuestra conciencia, aparte, claro está, de causarle un mal innecesario e injustificado a nuestro verdadero amor.

Desde el punto de vista cultural, hay sociedades que fundamentan en el valor lealtad la eficacia y eficiencia de sus sistemas productivos. Baste con pensar en Japón. Las multinacionales japonesas que están establecidas en el extranjero y que se dedican a la fabricación de automóviles (p.ej. el caso de NISSAN en España), no tienen para nada en cuenta el valor de la lealtad: defienden como valor supremo la denominada “flexibilidad de las relaciones laborales”, esto es, que los trabajadores a su servicio puedan ser libremente despedidos. Sin embargo, respecto a los trabajadores japoneses que trabajan en Japón, el valor que prevalece es el de la denominada “lealtad a la empresa”. Por eso en Japón no opera la filosofía del “despido libre”, sino la contraria, pues se parte de considerar que el principal activo de la empresa es el factor humano y el sentimiento de sentirse parte de un proyecto común regido por lazos de lealtad.

¿Y qué decir de las llamadas relaciones de lealtad entre maestros y discípulos en el seno de la Universidad española? Pues ante todo, que no se parecen en nada a las que hemos visto existen en Japón en la empresa NISSAN.

Estoy convencido de que la Universidad española es uno de los lugares (de España, al menos), en los que está más corrompido el auténtico significado de la lealtad. Lo que debería ser reconocimiento de actitudes generosas, gratitud, desinterés en la búsqueda incansable del conocimiento, confianza en la labor común y complementaria del imprescindible esfuerzo individual, etc., etc., en la Universidad es, en muchísimas ocasiones, pura y dura miseria humana de la más baja estofa moral, intelectual y penal.

Un considerable número de cretinos y cretinas que habitan en la Universidad hasta la fecha de jubilación (pues aquí no hay despido libre como en Japón, pero a diferencia de Japón, aquí el valor de la lealtad entendido como consecución de un interés común no existe), tienen asumido e interiorizado como lealtad lo que no es sino simple delincuencia. La ausencia de conciencia (no ya de conciencia crítica, sino de la más elemental conciencia correspondiente a un ser vivo que se presume humano), les lleva a identificar la lealtad con el cumplimiento automático de las consignas y órdenes que puedan provenir de sus superiores (que son a su vez otros cretinos que lo único que han aprendido es a reproducir el sistema que previamente ellos mismos mamaron). Lo importante, por consiguiente, será el sentimiento de lealtad al grupo o grupúsculo al que se pertenece generalmente por cooptación. Y en aquellos supuestos en que la consigna sea votar o decidir sobre un nuevo candidato que vaya a entrar a formar parte del grupo o grupúsculo, lo relevante o determinante no será el valor de la justicia, la decencia, la docencia y la investigación, sino lo que marque como procedente el jefecillo del grupo o grupúsculo. Por eso, cuando lo que prevalece es la arbitrariedad y la indecencia, los borregos que lo consienten no es que actúen sobre la base del principio de lealtad, sino que más bien lo hacen sobre el principio de la complicidad delictiva.

¡Cuánto más grande y honorífica es la infidelidad que la delincuencia disfrazada de lealtad¡

1 comentario:

Carina dijo...

mis impresiones respecto a tus opiniones son diversas, por un lado, no se si la mayoría de las relaciones esporádicas se puedan traducir luego en una relación de amistad, igual sí, igual no...quizás, depende de la naturaleza de ese encuentro y si realmente hay algo más que esa "esporádica" atracción.

puede ser un buen punto el hecho de mantener ese "secreto" entre ambos, y si eso puede calificarse de "lealtad" o meramente se actúa por intereses propios.

por otra parte, el tema de la lealtad en la universidad opera como cualquier otro grupo social, y sobre todo, grupo político, ya que el poder (y todo lo que conlleva esto) es una de sus principales fuentes de movilización.

creo que igualmente, se pueden generar "islas" o grupos mas o menos independientes, que en su funcionamiento sean mas "claros" en su funcionamiento y en sus decisiones, aunque para poder producir cambios hay que estar dentro e interactuar con todos los grupos.

como me dijeron hace mucho tiempo "pertenecer tiene sus ventajas" (a un grupo) y también sus desventajas (concesiones)...