jueves, 23 de octubre de 2008

LA HUELGA DE JUECES Y SECRETARIOS JUDICIALES

La verdad es que las cosas en este país han cambiado lo que se dice una barbaridad. Ahora se manifiestan en las calles los policías nacionales (antigua policía armada), los guardias civiles, los secretarios judiciales y ¡hasta los jueces! Si Franco levantara la cabeza le iba a dar un yeyo de aquí te espero.

¿Y qué dicen los ciudadanos? Pues la verdad es que no lo sé. Cuestión distinta es lo que dicen los denominados tertulianos a través de la radio y la televisión, pues ostentando los mismos la condición de ciudadanos, ocupan sin embargo una posición de alguna forma cualificada en tanto sus opiniones pueden ser asumidas como propias por muchos oyentes o telespectadores (ya se sabe, es preferible siempre que nos den algo hecho, en este caso una opinión, que no tener que construirla con nuestro propio esfuerzo). Así que otra vez en este tema la consabida contraposición entre dos opiniones significativas: la favorable al Gobierno de la Nación (actuación del Ministerio de Justicia suspendiendo de empleo y sueldo durante dos años a una Secretaria judicial) y la contraria a dicha actuación (se acusa al Gobierno de injerencia en el gobierno de los jueces al pretender, soterradamente, que el nuevo Consejo General del Poder Judicial revise la sanción impuesta al juez Tirado).

Bueno, ante todo hay que decir que está muy bien eso de que la Secretaria judicial se manifieste con una pancarta en la calle, pues ya me dirán ustedes que otra alternativa le quedaba a esta buena señora después de saber que va a estar dos años suspendida de empleo y sueldo. Sin embargo, el juez Tirado no se sumó a la protesta seguida por sus compañeros en solidaridad con el mismo. Optó por seguir trabajando, lo cual está también muy bien, pues en estos tiempos de crisis, tener que pagar una sanción de 1.500 euros más la correspondiente retención salarial que corresponda por las horas que haya durado la huelga, no es algo como para tomárselo a cachondeo.

En mi opinión, creo firmemente que tanto la señora Secretaria como el señor juez han actuado incorrectamente. Ahora bien, los fallos que hayan podido cometer en cuanto a sus responsabilidades laborales hay que inscribirlos necesariamente en un contexto caracterizado por la sensación generalizada de colapso del servicio público prestado por la Administración de Justicia. Es una sensación que se corresponde con una realidad innegable, y el hecho de que esta realidad se ponga de manifiesto ante la ciudadanía como consecuencia de determinados fallos humanos con consecuencias tan lamentables y terribles, no puede conformarse como pretexto para que las autoridades políticas pretendan la imposición de sanciones ejemplares sin más. Con ello es obvio logran “contentar” a una ciudadanía que sabe por experiencia directa o de oídas del colapso de la Administración de Justicia, pero con ello ocultan igualmente las causas reales que determinan el problema.

Y el problema es una Administración de Justicia decimonónica compuesta por funcionarios que sólo saben del uso de la memoria –y no precisamente RAM-, de lidiar con papeles y más papeles, de profesionales que viven en un alto porcentaje de esta existencia absurda de tantos papeles inservibles (abogados y procuradores), de víctimas que además de serlo por derecho propio lo son también por verse enredadas entre tantos papeles, por la existencia de procedimientos que se dice están pensados en garantía del justiciable cuando en realidad es al contrario… En fin, una Administración de Justicia que es una auténtica vergüenza para un Estado que presume de ser la décima potencia industrial del mundo… Deberían de aplicar a la Justicia las mismas armas que aplicaron al Ejército: modernización, modernización y nada más que modernización.

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